miércoles, 5 de julio de 2017

Chile a once meses del Mundial

Chile llegará a Rusia como vigente campeón de la Copa América, tanto de su edición ordinaria como de la edición conmemorativa del Centenario de la CONMEBOL. Además, su generación dorada decidió tomarse seriamente la Copa Confederaciones, y logró disputar todos los partidos posibles del torneo, llegando a la final, como empieza a ser costumbre para La Roja en los últimos veranos. Quedando menos de un año para el Mundial que alcanzará a la mayor parte de su generación ganadora en el pico de su carrera, hay varios frentes abiertos a los que prestar atención durante los próximos once meses.


Chile lleva 3 finales consecutivas en los últimos 3 veranos.

El primero, y probablemente el más importante, tiene que ver con el descenso de la calidad del juego chileno conforme los rivales han ido descubriendo como hacer frente a sus fortalezas y debilidades. El ciclo que comenzó Marcelo Bielsa, y que han continuado Claudio Borghi, Jorge Sampaoli y Juan Antonio Pizzi, ya lleva prácticamente diez años de recorrido, con el desgaste que esto supone a una idea que, en sus bases principales, no ha variado. La fascinación que provoca el método de Bielsa y Sampaoli ha hecho que Chile sea uno de los equipos más estudiados a nivel de selecciones, y las propuestas para enfrentarse al combinado andino han sido perfeccionadas a base de estudio previo, ensayo y error. Pero si hay algo que ha contrarrestado la pérdida de calidad en el juego causada por la ausencia de novedad y cierto bajón físico, ha sido la competitividad. Esta generación dorada de Chile, además de ganar los dos primeros títulos de la historia de La Roja, también ha participado por primera vez en dos Mundiales consecutivos (tres si cierran la clasificación a Rusia), clasificándose para octavos de final en ambas ocasiones. Es decir, se han acostumbrado a disputar encuentros frente a las mejores selecciones, ganando con frecuencia. Y no hay nada que curta más en el fútbol que la victoria.

El segundo frente abierto tiene que ver con la altura a la que Arturo Vidal quede colocado en el campo. Tras la desaparición del Mago Valdivia de las alineaciones, Pizzi ha alineado a Vidal en la mediapunta, cada vez con más responsabilidad en tareas de llenar el área, hasta que en la final de la Confederaciones prácticamente jugó de delantero centro. Y esto está teniendo varias consecuencias negativas para su selección.

Si Chile ya tiene ciertos problemas para convertir ocasiones en goles debido a su alto ritmo de juego (no ha logrado meter un gol en juego en ninguna de las tres finales), con el Rey Arturo de 9, el problema se acrecienta. Vidal es un jugador que prefiere llegar que estar, y su agresividad en los movimientos le hace perder cierta precisión, que al tener menos espacios, se nota más. Además, no tenerle por detrás del balón en la gestación, hace perder a uno de los pasadores más fiables y seguros de Chile, así como la gran capacidad física que suma a la transición defensiva cuando pierden el balón.


Chile necesita a Arturo Vidal en el centro del campo.

Y esto nos lleva al tercer punto, que es lo corta que es la plantilla “útil” de Chile. Con un once muy definido, donde quedará rezar por que durante la temporada que viene Claudio Bravo o Chelo Díaz no sigan con la bajada de nivel de 2017, hay varias opciones que Pizzi seguirá y probará durante las fechas FIFA que quedan hasta el Mundial.

En primer lugar, toca hablar sobre los recursos que Pizzi ha utilizado en la Copa Confederaciones. De ellos, el Gato Silva (jugador de Cruz Azul) parece el más asentado, como opción defensiva para añadir sacrificio al centro del campo. Junto a Eugenio Mena (Sport Recife), Paulo Díaz (San Lorenzo) y Enzo Roco (Cruz Azul), parecen cubrir la defensa y el mediocentro ante cualquier problema físico o sanción de los titulares.

Pizzi también viene usando con regularidad al extremo de Universidad Catálica José Pedro Fuenzalida, que incluso fue titular en el flanco derecho durante la Copa América Centenario. Otro recurso asentado, hasta cierto punto, es el atacante de Pachuca Édson Puch. Eléctrico, con gol y capacidad de revolucionar un partido entrando desde el banquillo, parece la opción más fiable en estos momentos. En este rol también fue usado el joven Martín Rodríguez, jugador de Cruz Azul, al que le falta cierta maduración y cuota de gol para desarrollar este papel.

En la parte ofensiva del centro del campo, Pizzi ha dado muchas oportunidades a Leonardo Valencia, pese que el pequeño jugador de Palestino está por pura calidad en un escalón inferior a otras opciones, como Fabián Orellana, Felipe Gutiérrez, Jorge Valdivia o Mati Fernández. Del primero habrá que observar su encaje con Marcelino García Toral en el nuevo Valencia, ya que aunque con la selección nunca lo ha mostrado, es la opción con un techo más alto. El segundo no está teniendo muchas oportunidades en Internacional de Porto Alegre, tras su fracaso en La Liga con el Betis, aunque aventaja a los demás en físico y capacidad de sacrificio. El Mago Valdivia acaba de regresar a Colo Colo tras dos años de aventura en los Emiratos, y a poco que rinda, los aficionados chilenos pedirán la convocatoria de uno de sus ídolos, con su fantástica Copa América 2015 todavía en la retina. A Matigol Fernández, de futuro incierto tras su cesión en el Milan, no conviene agarrarse en exceso, viendo su historial de lesiones.


Nicolás Castillo está metiendo muchos goles con sus clubes.

Otra opción bastante ilusionante, especialmente si Marcelo Díaz continúa con el bajón físico del último año, es el regista del Bologna Erick Pulgar, al que le está lastrando no tener una mayor regularidad tras el fichaje de Ádám Nagy. Y  jugando en Serie A con falta de minutos también está Mauricio Pinilla, un 9 clásico que encajaría muy bien con La Roja, pero que no encuentra sitio en el Genoa. Pero la opción principal en el frente de ataque, descartando opciones que parecen haberse estancado como Ángelo Henríquez o Júnior Fernandes, es Nicolás Castillo. Tras un 2016 con muchos goles en Universidad Católica, el dinero de la Liga MX llamó a su puerta, y en Pumas está respondiendo con goles, aunque Pizzi decidió no convocarlo para la Copa Confederaciones tras venir contando habitualmente con él.

Como se puede comprobar, las opciones son muchas, aunque haya pocas apuestas seguras. Por último falta nombrar a algún jugador muy joven con el que en principio se contará en ciclos posteriores, aunque una explosión este año podría hacerles útiles en Rusia, como son Jeisson Vargas (Universidad Católica), Diego Valdés (Monarcas Morelia) o Luciano Cabral (Argentinos Juniors).

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