Vamos a comenzar siendo directos. Cuando el pasado 14 de
diciembre el sorteo de los octavos de final de la Liga de Campeones nos dejó un
Barcelona – Arsenal, la eliminatoria parecía estar mucho más igualada que a día
de hoy. Los gunners parecían favoritos para ganar la Premier por primera vez en
muchos años, y estaban dejando sensación de ser el mejor Arsenal desde la construcción
de su nuevo estadio. Mientras que en Barcelona, pese a los buenos resultados,
el bajo estado de forma de Messi tras su lesión preocupaba al aficionado culé.
Además, Neymar había demostrado poder liderar a un aspirante a la Copa de Europa
durante el mes de baja del argentino y, con su vuelta, le tocaba readaptarse a
su papel de escudero.
Pero hoy, 23 de febrero, el cuento es muy diferente. Messi
se ha encargado de borrar todas las dudas y preocupaciones a base de genialidades,
lo que ha permitido que el Barcelona sólo se haya dejado puntos contra el
Espanyol en 2016, y pasen ya más de cuatro meses y medio desde su última
derrota. Sin haber jugado especialmente bien en el último mes, el Barça es el
máximo favorito a ganar la Copa de Europa, especialmente gracias al poder
ofensivo de la MSN y al gran resurgir de Andrés Iniesta.